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“TATA PANCHO” Y LA FIESTA DE YUNGUYO.
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Como consecuencia de la simbiosis entre el cristianismo traído por los Españoles al momento de la conquista, y la cultura propia de esta zona de Puno, específicamente la cultura Aymara, la traducción al aymara de la palabra Dios, que se refiere al Dios del cristianismo es "Tatito", y de ella viene la palabra aymara "tata" que traducida al español significa padre, señor, palabras que a manera de adjetivo encierran profundo significado y admiración en la persona a la que se le llama “tata”, refiriéndose asi a una persona muy buena, admirable, acogedora, bondadosa, una persona que da confianza y es de gran poder; por ello el Patrón de Yunguyo, San Francisco de Borja es llamado TATA PANCHO, con relación al nombre de nuestro Santo Francisco de Borja, en esta zona quien lleva
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el nombre de Francisco es llamado cariñosamente “Pancho”; es así que con profundo respeto, confianza y cariño, los devotos de San Francisco de Borja le imploran llamándolo TATA PANCHO,conocido con dicho nombre desde hace muchísimos años, es por ello que para comprender en esencia su nombre y comprender el gran significado que tiene esta Fiesta para el hombre de Yunguyo es que tratamos sobre el nombre de nuestro Santo.
CADA 10 DE OCTUBRE YUNGUYO RECUERDA CON FASTO Y POMPA A SU SANTO PATRONO SAN FRANCISCO DE BORJA.
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Dice la tradición que en un lugar llamado Milagro, cerca de la frontera Perú – Bolivia, por K'asani, otros aluden Chacapata, en tiempos antiguos una pareja de ancianos en sus tareas agrícolas removiendo la tierra notaban que sus herramientas chocaban con algo duro. La curiosidad animó sacando toda la tierra, siendo grande su sorpresa cuando vieron aparecer una cruz perfectamente tallada en piedra (piedra cruz).
Lo que más llamaba la atención dicen, que en nada se parecía al rostro de Cristo, sino a uno distinto, considerando este hallazgo como un milagro. Hecho de conocimiento al pueblo, la fe y el culto se avivaron, rápidamente el lugar fue siendo objeto de peregrinación por creyentes y curiosos. La interrogante era de quién sería el rostro que presentaba la cruz y solo atinaron a llamarlo “Tata Q'ala” O Señor de Piedra).Pasado el tiempo y a pedido del pueblo creyente efectúan el traslado de la cruz de piedra entronizándolo en el templo del pueblo; mientras las miradas inciertas de la curia y autoridades debieron contenerse admirados por la tanta fe de aquél pueblo, pero no dejando de querer encontrar la explicación e identificar aquél rostro. Mas tarde se dice que otro cura atinó en afirmar que se trataría de San Francisco de Borja por los rasgos que presentaba, concluyendo que Yunguyo había sido bendecido con la aparición de este Santo, quedando desde entonces como su protector y patrono.
San Francisco de Borja según datos históricos, fue nieto del Papa Alejandro VI y del Rey Fernando Aragón, primo del Emperador Carlos V, e hijo del Duque de Gandia. En 1551 fue ordenado Sacerdote Religioso Jesuita. A su muerte (30-09-1572) fue canonizado por Clemente X y elevado a los altares juntamente con la peruana Santa Rosa de Lima. La figura mística de San Francisco de Borja fue difundida por la esposa de Conde de Lemus XIX |
Virrey del Perú, doña Ana de Borja nieta de Francisco de Borja cuando ésta y el Virrey llegara durante las turbulencias de Laykakota en Puno, pasando luego a Copacabana (Bolivia), sitios en el que al parecer dejó a los indígenas la reliquia del Santo, interpretando luego éstos en aquella cruz que extraviada es la que encontraron en Yunguyo. Por aclarar el asunto, en una oportunidad la propia imagen del Santo fue traída desde España por el Padre Nicanor Arroyo confirmándose idéntico con el rostro de la cruz de piedra.
Desde aquella tradición, se manifiestan las ancestrales “Albas” en el famoso Chacapata, animado por las notas de los sicuris entre el estallido de bombardas y el sonido metálico de las bandas de músicos anunciando la fiesta.
La conjunción social y religiosa se inicia el 08 de octubre, con el desarrollo de un nutrido programa y dentro de ello el concurso de sicuris phusa morenos y otras actividades culturales.
El día central 10 de octubre el pueblo retumba, el Santo Patrón puesto su mejor traje del paisaje azul del lago, escoltado por autoridades, fieles y bailarines de la ciudad y del campo, en murmullo de rezos y oraciones a repique de campana entre el aroma del incienso y mágica música, Tata Pancho avanza en procesión entre camaretazos y bombardas. Frente al templo luego del recorrido se renuevan los votos de fe con un nuevo alferado para el año entrante y los venideros. Desde esos instantes, el derroche y frenesí de la festividad trascienden las fronteras. Tanto los residentes, entre los que retornan a la tierra y los hermanos de Bolivia por ser zona de frontera comparten a cual mejor en los conjuntos de danzarines siendo notorio el cariño y la hospitalidad. Los trajes y músicos se contratan en contrapunto con lo nacional.
Así es Yunguyo en su fiesta patronal, lleno de luz para confundirse con las estrellas del firmamento, mirándose así mismo recordará y se alimentará de las savias de su propia tradición.
En este año, la misma se inicia este 8 de octubre y se prolongará hasta el 12 de octubre, están invitados para a estas celebraciones.
SAN FRANCISCO DE BORJA
COMO LLEGÓ AL PERÚ Y YUNGUYO
Aclarando, este ensayo lo escribí para un evento al que fui muy gentil invitado por la Asociación de Zampoñistas San Francisco de Borja para abordar el tema “San Francisco de Borja Religiosidad y zampoñas” el mes de octubre de 2019, que no tiene el objetivo de cuestionar la santidad de este noble hombre sino más bien rastrear las huellas históricas de Yunguyo. Hoy 10 de octubre del año 2021 la quiero compartir.
La santidad de San Francisco de Borja, no se ha difundido mucho en el mundo católico, y su advocación como patrono de los pueblos es muy escasa, revisemos
EN ESPAÑA:
Es reconocido como Santo Patrón de la nobleza, de la cetrería y de las ciudades de Gandía, Valencia y Bonares.
EN COLOMBIA:
Santo Protector y patrono de la ciudad de Medellín, en la aflicción de terremotos, temblores, borrascas y tempestades.
EN BRASIL:
Patrono del municipio de São Borja, en el estado de Rio Grande do Sul
EN EL PERU:
Solamente tiene este privilegio, la provincia de Yunguyo. Hasta ahí es la historia conocida.
SU DEVOCION EN EL PERU
Estoy seguro que para muchos, siempre ha sido una interrogante sin respuesta ¿Y cómo es que un santo casi desconocido en la Iglesia católica llegó al Perú y más a Yunguyo?
El que nos enciende las primeras luces de la noticia de su presencia en el Perú, es don Ricardo Palma en sus conocidas “Tradiciones Peruanas” al nombrar a Doña Ana Francisca Hermenegilda de Borja y Doria, Virreina que gobernó el Virreinato del Perú, cuando su esposo y primo a la vez, el Virrey Don Pedro Antonio Fernández de Castro Andrade y X Conde de Lemos, XIX Virrey del Perú, viajó a Puno a sofocar el levantamiento de los hermanos Salcedo en las minas de Laykakota, e identificarla como nieta chozna de San Francisco de Borja.
Mejor dejemos que Gabriela Lavarello de Velaochaga, investigadora peruana nos cuente este capítulo, a través de su trabajo de indagación que lo titula “Los Condes De Lemos – Virreyes Del Perú – La Virreina Ana de Borja Condesa de Lemos, Gobernante del Perú en 1668” que lo encontramos en las páginas de Internet.
… “Doña Ana Francisca Hermenegilda de Borja y Doria, fue hija de Don Francisco Diego Pascual de Borja y Aragón y Centelles, VIII Duque de Gandía y de Doña Artemisa María Ana Teresa Gertrudis Princesa de Doria de Melfi. Se casó en segundas nupcias el 20 de julio de 1664, con su primo, Don Pedro Antonio Fernández de Castro Andrade y Portugal, VIII Conde de Villalba, X Conde de Lemos, VII Marqués de Sarria” igual que su flamante esposa también descendiente de san Francisco de Borja.
… La Virreina, joven mujer de mucho temple, tuvo grandes influencias palaciegas y a través de ellas en el papado, continuó el trabajo iniciado en 1618 por su tío el virrey Francisco de Borja el Príncipe de Esquilache, para la pronta canonización de Rosa de Lima…
… Por intermedio del Embajador ordinario en Roma, 1667-1671 Don Antonio Pedro Álvarez Osorio Gómez Dávila y Toledo, Marqués de Astorga de Velada, años decisivos de la beatificación y canonización de Santa Rosa, una vez más la Reina Regente Doña Mariana, pidió al Papa Clemente X, que Rosa fuera nombrada Patrona de las Américas, Filipinas e Indias Occidentales, (dominios españoles), lo cual se dio el 11 de Agosto de 1670. Éste mismo Papa el 12 de abril de 1671, canonizó a Santa Rosa de Lima y a San Francisco de Borja, en una ceremonia compartida con 3 santos más, en la Capilla Sixtina. El 18 de mayo del mismo año, vía Chasqui, desde Quito, (Se encuentra el registro del Chasqui en un mandato del siguiente Virrey en 1685), así tuvieron la noticia de éstas canonizaciones los Señores Condes de Lemos. Las fiestas por la santa limeña y el de su abuelo chozno (4to abuelo, padre de su tatarabuelo) San Francisco de Borja fueron apoteósicas, los cronistas dan cuenta de ello, señalando la majestuosidad y esplendor que se lucieron…
Las crónicas de esos tiempos nos transmiten que el Conde de Lemos, al igual que su esposa, nietos de San francisco de Borja doña Ana de Borja, serían los que se habría encargado de hacer conocer y difundir la figura de Francisco de Borja, sabiendo que era cuestión de poco tiempo el ejemplar sacerdote jesuita alcanzaría los altares por que la influencia de la familia Borgia o Borja ante las esferas papales eran decisivas.
¿Y CÓMO LLEGÓ A YUNGUYO?
Las mismas crónicas de ese tiempo que nos relatan la visita del Conde de Lemos al santuario de Copacabana nos llevan a meditar.
Lohoman Villena dice: “Conde Lemos antes que culminara el proceso de ejecución de José Salcedo visitó el Santuario de la Virgen de Copacabana, en la que permaneció durante tres días en rogativas”
Jorge Basadre también dice: “Mientras se tramitaba la acción judicial, se fue Lemos al santuario de la Virgen de Copacabana, donde presidio tres días de rogativas caminando para ello veintidos leguas, un cuadro hasta ahora existe en Copacabana que exhibe, en medio de un paisaje desolador, la llegada del cortejo virreinal y la piedad y arrogancia del virrey”
En los muchos textos que relatan la historia del santuario de la virgen de Copacabana, es recurrente encontrar el siguiente texto… “Desde un principio la imagen cobró fama de ser milagrosa, lo cual se extendió por toda la comarca, el Virreinato y el continente entero. Los padres Agustinos construyeron la primera capilla Mayor, entre los años 1614 y 1618. El Virrey de Lima, Conde de Lemos, apoyó moral y económicamente la construcción de la Basílica desde 1668 y asistió a la inauguración de la misma en el año 1678”... (Es obligación aclarar que es imposible que el Conde de Lemos pudo asistir a la inauguración el año 1678 puesto que él había fallecido el martes 6 de diciembre de 1672 y la virreyna Ana de Borja Condesa de Lemos abandonó el Perú el 11 de junio de 1675)
Otra referencia histórica que nombra al virrey dice: … “Entre las ricas alhajas que la adornan,(haciendo referencia a la imagen de la Virgen de Copacabana) sobresale el bastón de mando que le obsequió el piadoso virrey, venerable D. Pedro Antonio Fernández de Castro, Conde de Lemos, como recuerdo de su visita en 1669”. (También debemos aclarar que el Conde de Lemos visitó estos lares los primeros días del mes de octubre de 1668)
Para culminar, apoyándonos en un artículo escrito en la página de internet “Conde de Lemus y los hermanos Salcedo in Las Mil y Una Noches Andinas, by admin”, dice que… “El fanático don Pedro Antonio Fernández de Castro, Conde de Lemos, marqués de Sarriá y de Gátiva y duque de Taurisano, que cifraba su orgullo en descender de San Francisco de Borja, y que, a estar en sus manos, como él decía, habría fundado en cada calle de Lima un Colegio de Jesuitas, apenas fue proclamado en Lima como representante de Carlos II el Hechizado, se dirigió a Puno con gran aparato de fuerza y aprehendió a José Salcedo”.
Lo que nos hace plantear la hipótesis y casi asegurar que el Conde de Lemos necesariamente tuvo que estar en Yunguyo a su paso y retorno a Copacabana y como en todo lugar pregonando la devoción a San Francisco de Borja, abuelo chozno de la pareja virreinal. Evidencia de ello es que a su camino de Lima a Puno y Cusco fundó los colegios jesuitas para los hijos de los nobles incas consagrándolos a la protección de San Francisco de Borja.
Planteado esta hipótesis, pero con cargo a seguir investigando, podemos decir que la devoción de los yunguyeños a san Francisco de Borja “Tata Pancho”, la arrastraría desde los primeros días de octubre de 1668, antes del juzgamiento de los hermanos José y Gaspar salcedo Álvarez o quizás algunos años más tarde.
Ahora podemos entender el por qué el X Conde de Lemos dedicó la protección espiritual de los puneños a San Carlos Borromeo, simplemente por haber sido amigo cercano de su abuelo Francisco.
José Morales Serruto
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